LA ALIMENTACIÓN PARA LA VUELTA AL COLE
Como cada año se acerca ese momento tan ansiado por los padres y poco apetecible por los hijos: la vuelta al cole y todo lo que ello conlleva.. Para muchos es volver a la vida diaria y la rutina que nos llevará hasta las próximas vacaciones, que se auguran lejanas. Pero no se trata solo de volver a la rutina y costumbres diarias, se trata de saber organizarnos en muchos sentidos, siendo en este caso de especial atención para nosotros, desde Tello, la alimentación de los peques de la casa, ya que el relax del verano ha dejado a un lado los buenos hábitos y costumbres que debemos retomar para este nuevo curso.
– Punto de partida, el desayuno:
Después del descontrol del verano, cuando desayunaban tarde y pensaban más en salir corriendo hacia la piscina o la playa, es hora de retomar la costumbre de desayunar en la mesa y tomando el tiempo necesario para su ingesta. Lo más recomendado siempre para los peques es una pieza de fruta (en forma de zumo es más fácil de ingerir) e hidratos de carbono como tostadas, cereales, galletas o un par de lonchas de pechuga de pavo Tello entre otros. A principio nos costará bastante tener la rutina asimilada, por lo que es recomendable adelantar el despertador 10 o 15 minutos, con lo que ganaremos en tiempo y reduciremos el posible estrés que causan las prisas.
– Qué llevar al cole:
En muchos casos y por más que lo intentemos, la mayoría de los niños son incapaces de salir de casa con algo más que un vaso de leche en sus estómagos y las exigencias físicas e intelectuales a las que se van a enfrentar les supondrán un gran gasto de energía. Es necesario un almuerzo para el recreo de la media mañana. En este caso son buenos compañeros un bocadillo, una pieza de fruta, un yogurt o incluso un bizcocho hecho en casa.
Lógicamente también deben comer, merendar y cenar bien, aunque para estas comidas, al menos en septiembre, ya estarán nuevamente en casa y seremos los padres directamente quienes velemos para que dichas comidas sean adecuadas para ellos.
Lo importante es que podamos acostumbrarnos tanto hijos como padres a la rutina del nuevo curso con mayor facilidad y así no generar descontroles alimenticios, que en los más pequeños se verán reflejados en pérdidas de interés y cansancio excesivo.
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