EL DESAYUNO, AQUÉL VIEJO CONOCIDO
Para todos nosotros el desayuno es la comida más importante del día, pero en la mayoría de los casos no le prestamos la atención necesaria. Muchas veces se debe al ajetreado ritmo de vida en el que vivimos. A quién no le ha pasado aquello de, va cinco minutos más de sueño y desayuno en el trabajo o por el camino.
Desde ámbitos especializados de la salud siempre se ha insistido en lo fundamental que es para el organismo un buen desayuno, rico en carbohidratos y vitaminas, que sean la fuente de energía del día que vamos a afrontar.
Tenemos varios tipos de desayunos de los cuales según países o costumbres se suele decir que es mejor que el otro. Lo que en realidad es mejor, es desayunar aquello que nos guste, apetezca y por supuesto alimente bien. Tenemos un desayuno con huevos y bacon Tello, el cual nos aportará energía y, gracias a sus componentes, las proteínas extras para el día. Por otra parte podemos optar por un desayuno con cereales y frutas, que es más ligero y liviano, si nuestro gasto energético no será excesivo durante nuestra jornada. Por último, la típica taza de café para empezar el día, siempre que vaya acompañada de algún cereal.
En cualquiera de los casos lo fundamental es saber emplear bien las cargas energéticas que hacemos a diario, pues el metabolismo de cada uno de nosotros es muy diferente a los demás y lo que para unos es fácil de digerir o asimilar, no lo es tanto para otros. Es importante remarcar las diferentes intolerancias que el organismo empieza a presentar frente a ciertos alimentos, principalmente derivados de la leche.
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