Cuando estamos ante una carne extraordinaria… la mejor forma para disfrutar de ella en estado puro, es la más sencilla: vuelta y vuelta. Parece fácil, pero darle el punto exacto a la carne, tiene su dificultad
¿Qué debemos hacer para cocinar una carne tierna de modo que resulte sabrosa a la vez que se mantenga suculenta por dentro?
Lo primero que haremos es procurar que la carne este en las mejores condiciones posibles antes de cocinarla, para ello conviene sacar la pieza al menos una hora antes del frigorífico para que esté a temperatura ambiente cuando llegue a la sartén.
La carne se debe asar en dos etapas: la primera consiste en un tostado inicial a alta temperatura en una sartén humeante, añadiendo tan solo unas gotas de aceite de oliva al filete y sal al gusto (si es gorda o en escamas mejor); y un cocinado posterior a temperatura más baja, para que se haga adecuadamente el interior del filete sin perder su jugosidad.
Aunque para gustos los colores…,
La carne suele resultar de verdad sabrosa para nuestro paladar cuando en su superficie se produce la llamada reacción de Maillard o pardeamiento, es decir, cuando los aminoácidos y carbohidratos reaccionan a temperaturas por encima de 120 ºC y se “tuestan”.
Este es uno de los trucos científicos que te ayudarán a mejorar el resultado al cocinar platos cotidianos. Y es que no hay plato que no tenga su explicación técnica: los mejores cocineros del siglo XXI saben que los secretos de los pucheros se reducen al sabio manejo de unos principios físicos y químicos básicos que constituyen la clave de su éxito.
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