CENA COMO UN MENDIGO
Os lo comenté en el artículo anterior, en el que hablaba de las 2 horas que tienen que pasar desde que cenemos hasta que nos vayamos a la cama, y es que uno de los motivos es porque tenemos que hacer la digestión.
Y para que las digestiones no duren horas, días, incluso años (sí, estoy exagerando y metiendo un poco de miedo en el cuerpo), debemos cenar ligero, como un mendigo. Siempre se ha dicho eso de “desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo” y llevan toda la razón. Artículos atrás os comenté lo importante que es desayunar bien, contundente porque es el combustible para el principio del día. Espero que en eso me hayáis hecho caso porque sino apaga y vámonos. Y si todavía eres perezoso en eso, ponte la corona de rey para que sea más real el porqué del desayuno.
Volviendo al tema de la cena. Tiene que ser ligera, debemos apostar por platos sencillos y poco procesados. Los guisos, platos intensos de cuchara como un cocido o carnes o pescados pesados, debemos dejarlos para el mediodía porque todavía tenemos todo el día para digerirlos. Aquí debemos tener en cuenta las cremas, sopas, purés, consomés o las ya conocidas y recurrentes ensaladas, pero que sean divertidas, variadas, nada de una aburrida ensalada de lechuga, no, piensa en canónigos, rúcula, espinacas, escarola…¿todo eso en ensalada? Por supuesto, y creo que dentro de poco os hablaré de las ensaladas.
Cena tranquilamente, tómate tu tiempo pero que sea algo ligero, fácil de hacer y de digerir, así dormiremos mejor, y no nos costará tanto lo de ponernos la corona en el desayuno.
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