Esta semana en Tello hemos estado pensando en qué tienen las recetas de nuestras madres para estar tan buenas. En todos los casos el principal ingrediente, el cariño, y el segundo… la carne y las verduras.
La carne genial pero ya la verdura.. no tan genial.

Recetas creadas o rediseñadas expresamente para que nos comieramos esas espinacas, esas judías o esas berenjenas…eso si, sin darnos cuenta.

La industria cárnica ha sido en muchos casos el aliado perfecto para resolver aquellos problemillas de alimentación en casa. Si nos ponemos a pensar, la pasta, el arroz, el pescado o las legumbres no llegan a camuflar tan ricamente esas verduras pero si pensamos en esos san jacobos, esa lasaña de pollo, esa hamburguesa o ese guiso de mamá o de la abuela… apostamos a que casi a un 90% de esas recetas llevaban carne y verduras, y apesar de eso no nos dimos ni cuenta.

Ahora que somos “algo” mayores, somos muchos los que debemos lidiar con esa creatividad necesaria en la cocina. Desde Tello queremos aprovechar que ayer fue el dia de todas ellas, para reconocerles ese superpoder culinario, entre miles más.

Antes cuando dejábamos el plato más brillante que cuando estaba en la alacena, después de comer esa lasaña tan rica con “eso” verde de la bechamel que nos gustaba tanto o esos san jacobos tan gorditos con tanto queso y “algo” más verde, no sabíamos nada, pero ahora cuando somos nosotros quienes recogemos esos platos brillantes, a veces no podemos sino decir que ¡Benditas madres! …y … ¡Benditos filetes!

A todas ellas GRACIAS.